31 de mayo de 2014

Psicópata busca serie



 
Suenan rumores. Psicópata busca serie. La cadena estadounidense responsable de "Gotham", la FX, ya ha pronunciado las palabras clave. El Joker, estará presente en el proyecto. El globo sonda está en el aire y yo voy a picar como un capullo de rosa. Sería por otra parte un grave error no incluirlo, desde el siempre desagradable punto de vista del marketing. La retaíla de personajes ilustres que sufren la degradación televisiva parece no tener fin. Supongo que es el sentido de vacío al que están predestinados los iconos postmodernos que gozaron de importancia entre minorías selectas en su oportuno momento. Llevan tiempo cargándose leyendas bajo el pretexto de darlas a conocer al nuevo público. Si es cultura lo que buscan promover, que cesen sus emisiones. "La televisión me resulta de lo más interesante y cultural que hay, siempre la apago y me leo un libro" decían por ahí.  Estas industrias televisivas solo saben hacer una cosa con tan valiosos objetos de referencia, empanarlos y freirlos. Ya habrá alguien que se lo trague. Y cuando el hambre acecha...


 

Hecha la introducción, quería desquitarme un poco con el personaje sin someterlo a una interminable parrafada que dudo interese a nadie, pero si comentar un par de impresiones a  favor de tan ilustre personaje cuya trayectoria ha sido tan longeva e inspiradora. Las inciertas noticias me sirven de excusa para ello...


   
Si, nos encontramos de nuevo ante un psicópata de raíces tan americanas y terribles como Ed Gein, Henry Lee Lucas, o Charles Manson, solo que en esta ocasión, tan demente y lúcido    personaje fue alumbrado por uno de los ayudantes de Bob Kane, Jerry Robinson, quien había formado parte durante los años cuarenta de la Asociación Americana del Cómic, que hoy es como hablarle a los muñecos de José Luis Moreno de los contratos que nunca firmaron, pero ahí queda la institución, y el obituario.

 
La principal influencia de Robinson, fueron unos fotogramas de la película "El hombre que ríe" (The man who laughs, 1928) exponente del expresionismo alemán, cuyo protagonista exhibe una atroz sonrisa que lejos de los ideales que originariamente motivaron la creación de este personaje de Victor Hugo, su aspecto resultaba lo suficientemente inquietante y aterrador para quien andaba tras la pista del que sería sin proponérselo el malvado más cabrón, feliz, esquizoide, escurridizo y rentable de cuantos han pasado por los puños de los demás ídolos de la casa DC.


Si el aspecto era atractivo, su personalidad resultaba arrolladora. Un perfecto maníaco homicida al que la  voluntad de muerte tipicamente gangsteril le venía pequeña. Sus asesinados llevaban la macabra firma de una sonrisa en el rostro. Muertos y desfigurados con una mueca que helaba la monocromática alma estadounidense, llegando al punto de censurar varios números, en tiempos de presidencia del héroe de guerra Dwight Eisenhower.

La experiencia televisiva de los sesenta, que asumió el mexicano César Romero, transformó al Joker en una mezcla entre Daniel el travieso y Ronald McDonald con bigote. Muy a tono con la producción, hoy objeto de culto por que entre otras cosas podemos ver a un Batman entrado en carnes bailando rockabilly en la playa.

Durante esa época las apariciones del Joker en cómics trataban de imitar esa popularidad televisiva, rebajando al personaje a la categoría de merchandising de carretera durante algunos años. Ya en los setenta algunos ilustradores y guionistas se mantenían firmes como Bob Haney, Jim Aparo en "La muerte tiene la última sonrisa" (The death has the last laugh), o Denny O´Neil y Neal Adams, artífices de "Las cinco venganzas del Joker" (The Joker´s five-way revenge) salvando al Joker del ridículo, y a los seguidores de su monumental cabreo, y anticipando la obra cumbre que ya entrados los ochenta removería los cimientos del comic y devolvería la dignidad al clown asesino.


En 1986, un incipiente Miller, publicó el tan mencionado como recomendable, "Batman: El regreso del caballero oscuro" (Batman: The dark knight returns, 1986). En el citadísimo volumen, el Joker es un sombrío asesino de masas, cuyos crímenes ponen en jaque moral a un batman retirado del tema desde hace una década. Dos años después, Alan Moore y Brian Bolland, retratarían en "La broma asesina" (The killing Joke, 1988) al Joker más enfermizo y sádico, entusiasmado con la idea de que su eterno enemigo enloquezca, al tiempo que nos muestran mediante flashbacks sus enigmáticos orígenes de aspirante a cómico con serias dificultades y peores amistades, retomando el caso del hombre de la capucha roja con que ya especulase Kane.  Dos obras maestras.

Mención aparte, otro grande que le tiene bien cogido el pulso al Joker es Simon Bisley, experto en desaliñarle con una estética punk, a juego con su deformada psique, y con la violencia que emanan todos sus trabajos.  Indudable que sus desvaríos formales influyeron en Nolan para reinventar al personaje de carne y hueso.
 Las adaptaciones a la gran pantalla, evidencian una querencia del personaje por adaptarse a los tiempos, tomando influencias de aquí y de allá, pero sin variar lo más mínimo su esencia. Como los arquetipos clásicos, el Joker es una figura universal y facilmente identificable del horror y la locura de este mundo. Su facil conversión al discurso más desquiciado y destructivo, le supuso un Oscar póstumo a su intérprete Ledger, tras el estreno de "El caballero oscuro" (The dark knight, 2008). Olvidada quedaba aquella sofisticación kitsch del Joker de Burton/Nicholson que mientras asesinaba ciudadanos con productos smilex, se hacía con el control del hampa y se merendaba a la señora de Jagger, le sobraba tiempo para irse de museos, escuchar a Prince y organizar la cabalgata más freak del mundo. 
 

Seguimos esperando...




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