23 de agosto de 2014

Macarras de la galaxia...

Tras obligado y placentero exilio estival en que me dejo devorar por las tibias aguas mediterráneas, tragar por sus cenicientas arenas y machacar por las cervezas marcianas y chupitos de colorines que ofrece la tierra, me disponía a recapitular sobre la cosa audiovisual, a la que he prestado poca, poquísima o nula atención. 

Visto el panorama, parece que no me he perdido absolutamente nada. Si acaso, combatir desde mi bronceado atril de emboscado alguna que otra opinión incauta, correosa o del género más pelotero a algunos de los super hits veraniegos. Para qué mentir, vaya la basura por delante; Marvel -exceptuando "Iron Man" (2008)- sigue en esa línea insoportable y cabreante que tanto dinerito, admiración y seguidores le proporciona. No conforme con perpetrar petardo tras petardo con alarmante regularidad, la amenza de estrenar pelis a porrón hasta no se qué año del presente siglo, parece una inevitable realidad. 

"Guardianes de la Galaxia" dicen, es puro entretenimiento. Estaría de acuerdo incluso con tan resignada percepción, si no me hubiese dormido en la sala convencido de que ese halo inconformista y rebelde que vendían los trailers y demas descontextualizaciones gráficas, era solo una ficha bien jugada de la industria. Una más. Entretenimiento soso, como poco. ¿Fondo? El arroz abanda tiene fondo. Los efectos especiales al servicio de un pésimo guión, personajes vacíos, paupérrimos -¿una negra pintada de verde?- o desaprovechadísimos. Los actores no hacen milagros, y menos si se pasan la totalidad del rodaje mirando un puñetero croma verde -por muy inspirador que sea una colchoneta de gimnasio- o dando la réplica a un tío disfrazado de teletubbie cabreado. Convencido estoy de que la editorial es la principal culpable, no por alimentar páginas y páginas con intensa actividad explosiva, argumentos intrascendentes, personajes irrelevantes, si no por permitir y alentar versiones cinematográficas tan pobretonas y bochornosas de un género que no siempre lo permite.

Suelen justificarse estas primeras partes, en un intento imposible de salvación divina, con que la presentación de los personajes..., que si la segunda será más "película"..., Nada de nada. Todo, absolutamente todo, está vendido. Padres del mundo, ahorrad a vuestros hijos este dolor de muelas -ojalá, mucho más divertido-, pero si la decisión está tomada, entonces preparaos para criar futuros aspirantes a telerealidades emtivinianas o mediaseteras.

De enmendar tanta perversion creativa se encargará la maquinaria lobotomizadora del marketing, pero lo complicado será corregir la nefasta tendencia del cine de acción o aventuras normalmente asociada a generaciones enteras de tiernas psiques, entrenadas para elegir lo malo entre lo peor, sin opción alguna a retractarse. Tan malo es no ir al cine por que es demasiado caro como acudir a él por todo lo contrario a ver lo que sea. Y ahi, en ese terreno laxo, poco exigente y lleno de lagunas técnicas lo mismo que de somnoliento efectismo andan esos guardianes de la mediocridad aplaudida y celebrada por la crítica atwiterada, interesada, perezosa, agradecida y sudada, o sea, los verdaderos guardianes de la galaxia.

Creo que la tal película habría estado mucho mejor interpretada por los Muppets de Jim Henson.

Aquí la muestra de que el reciclaje es a veces innecesario.